martes, 27 de mayo de 2014

Responder a una mirada

Siempre me ha gustado fijarme en la mirada de la gente, sobre todo si la persona está frente a mí. En toda mi vida he visto reflejada en ella infinidad de sensaciones, emociones y sentimientos de diversos signos, desde candidez, dulzura, sencillez o ternura, hasta el miedo, ansiedad, angustia o la tristeza, pasando por la indiferencia más absoluta. Sí, también el amor, acompañado de esa preciosa sonrisa que nunca puedes olvidar, claro que sí, ¿cómo no voy a reconocerla? Seguramente, junto a la que refleja la felicidad de un niño, la más bonita que podemos observar, tal vez porque en ese caso el corazón echa una mano que en otras no se toma la molestia de lanzar.

Muchas veces decimos que una mirada lo expresa todo pero ¿estamos seguros? ¿qué es todo? Dicen que una imagen vale más que mil palabras. ¿También una mirada? No lo tengo tan claro. Podemos acompañarla de un apretón de manos, e incluso de una caricia o complementarla con un beso en cualquiera de sus modalidades según el momento, la persona o la profundidad de los sentimientos expresados con aquella, pero siempre le falta algo para alcanzar esa totalidad que le da un sentido de plenitud.

Cada día que pasa entiendo menos las miradas que pretenden ser sucedáneos de las palabras ausentes, que intentan una suerte de comunicación sin que se produzca prácticamente relación interpersonal, consiguiendo un efecto emocional devastador que va minando a la persona, un acoso y derribo seguramente no deseado pero que consigue sin ninguna duda, como el púgil que va buscando el flanco que su oponente deja desprotegido una y otra vez hasta que cae en la lona del cuadrilátero.

No sé si seré un ser extraño por desear la palabra como base de la comunicación, pero la necesito para poder saber con quién me cruzo en el camino de la vida, porque precisamente esa palabra, acompañada de un lenguaje gestual adecuado, da sentido a cualquiera de las miradas, especialmente a las más bonitas.

Mientras tanto mi problema continuará porque me cuesta entender esa especie de lenguaje a medias, inacabado. ¿Cómo debo responder a esa mirada?

Javier Lozano 25- 5 - 2014

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