domingo, 19 de febrero de 2017

La lucha debe continuar

Ya hace muchos años el TDAH que se cruzó en mi camino en forma de alumno, se llamaba Pedro, creo haberlo nombrado alguna vez. Hoy sigo manteniendo contacto con él aunque no es consciente de la revolución que produjo en mi vida, tanto docente como personal. Un libro de Ana Miranda, a la que luego tuve la suerte de conocer, me ayudo en aquel momento. Luego hubo una primera asociación que me conocía, sabía de mi forma de trabajar y me invitaron a participar en una mesa redonda. Desde aquel día muchas asociaciones de toda España han contado conmigo para que fuera a contarles cómo hacer las cosas de forma sencilla en el aula. Algo parecido me ha pasado con el Síndrome de Tourette con Naim. También aprendí mucho de Pablo, mi primer alumno con Síndrome de Asperger. Ellos sí que son mis verdaderos profesores.

Luego uní mi afición a escribir a estos aprendizajes y surgió mi libro “Juanito y su TDAH. Ser feliz es posible” y ante su gran aceptación hace un año “Mi hijo tiene TDAH. La entrega de una madre”. El éxito de ambos me ha ayudado a pensar que vale la pena seguir por todos afectados y sus familias.

El día a día, ayudando desde la sombra, sin grandilocuentes artículos, ni vídeos, ni una consulta detrás, ni buscando aparecer en las redes por todos los rincones, me ha enseñado la realidad que hay tras cada niño con un trastorno, las familias y especialmente en la mayoría de casos a sus madres, auténticas sufridoras del problema que esto genera. Únicamente un sencillo blog ¡¡¡Cuidado con la tarima!!! (http://fcojavierlozano.blogspot.com.es/) me sirve para hacer reflexionar sobre algunos aspectos educativos y vitales desde mis vivencias personales diarias en el aula y en la calle.

Os cuento esto porque tras todo este tiempo me siento, como muchas de esas madres que decís estar a punto de tirar la toalla. Me canso de desmentir artículos que surgen cada cierto tiempo, de hablar con gente que habla sin saber y que la evidencia científica ni le va ni le viene, de compañeros docentes por todo el mundo que dicen barbaridades a los niños y a sus madres difíciles de soportar. Si a esto añades que todos tenemos épocas peores que otras… Hace unos días pensé en decir que no a las charlas y conferencias, a no escribir ya sobre estos temas y dedicarme a escribir otro tipo de cosas, novela, relatos para adolescentes, cuentos para niños, a pasear, escuchar música, ir al pueblo y mil cosas más.

Pero de repente me encuentro con el duende que me vuelve a animar. No quiero dejar a medias el libro sobre acoso que llevo entre manos desde hace ya meses, me llaman de nuevo y no puedo decir que no a un instituto de aquí cerca, ni a asociaciones que desde Latinoamérica te piden que vayas para ir a contar sobre TDAH en el aula a padres y profesores. Y por si fuera poco me encuentro con personas que quieren abrir nuevas asociaciones y me piden ayuda. En el último mes dos nuevas, casi a la vez, una en Ceuta de la mano de Holaya y en Almendralejo (Badajoz) de Eva, ambas con un buen ramillete de madres luchadoras por sus hijos y los de las demás.

Por estas razones me cuesta abandonar el barco, pero si  todo esto es fundamental, hay algo más importante e imprescindible aún. En mis clases, a diario, todos los cursos, hay alumnos con TDAH y sin él, con trastornos de otros tipos llenos de siglas que a mucha gente no le dicen nada, pero que a sus afectados les ayudan a poder seguir unas pautas y unas estrategias.

Me temo que de momento, mientras me quede alguna fuerza, debo de seguir aquí apoyando a quien lo necesite, no como gurú, que de esos ya hay unos cuantos, sino como uno más del equipo que formamos todos los que queremos ver cada día un poco más felices a los niños y jóvenes que nos rodean siempre y a sus familias.

Javier Lozano - 19 - Febrero - 2017

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