jueves, 2 de marzo de 2017

El tiempo nos da la razón

En mayo se cumplirán dos años, dos cursos en la media de tiempo más habitual entre alumnado y docentes. Recuerdo que os dejaba en un artículo titulado “Satisfacción en el aula” cuando me marchaba a comer tras quedarme en clase algo más de media hora, después de salir todo el mundo, para que un alumno finalizara un examen que no había podido terminar en el tiempo de clase.

Os hablaba en aquel momento de un chico que iba a finalizar segundo. Había empezado fatal el curso y meses después, tras hablar con él y con su madre y activar con su tutor de algún modo su situación tras aquella reunión, la cosa había empezado a funcionar. Hace un par de días lo paré por el pasillo y estuvimos hablando.

Desde aquella entrevista las cosas empezaron a cambiar. Su visión del mundo que le rodeaba también. Las calificaciones comenzaban a subir porque su actitud había mejorado en la mayoría de sus momentos. Únicamente quedaba el poso generado en su vida diaria por las inevitables lagunas de su trastorno y tantos años de malas rutinas. Aun así siempre quedaban  malos momentos imposibles de eliminar, pero el cambio había sido abismal. Como suele ocurrir siempre, no todo el mundo supo apreciar y valorar en su justa medida todo lo sucedido, su esfuerzo. Si progresar es avanzar desde el momento inicial al final, se estaba consiguiendo el objetivo.

Como os decía ya han pasado casi dos cursos enteros, un par de años en los que las cosas han cambiado, él ha ido creciendo y yo simplemente me lo he encontrado por los pasillos de vez en cuando. Al preguntarle, la respuesta siempre ha sido la misma, esa cara de circunstancias después de contestar bien o simplemente un bueno. Alguna vez he tratado de profundizar en sus respuestas y he visto que seguía el avance, unas veces mejor que otras. En esta ocasión, al encontrarme con él más cara a cara me ha confirmado que sigue progresando. Hemos hablado de todo lo ocurrido desde que nos conocimos y equivocadamente me echa a mí la culpa de su éxito, algo que me enorgullece, pero le he hecho ver que solo fui una parte del proceso, como lo fue su madre. La pieza clave, la que realmente hizo el esfuerzo para salir de aquel agujero fue él y únicamente él porque creyó en sí mismo y en que era posible. Ya está en cuarto y con todo lo anterior aprobado, unas a la primera, otras no, pero en cuarto. Creo que aquella entrevista y las pautas generadas a través del compromiso merecieron la pena. Esta vez el tiempo nos ha ayudado a ver los resultados, en esta ocasión el paso del tiempo nos ha dado la razón.

Javier Lozano 2 - marzo - 2017



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