lunes, 5 de junio de 2017

Un año más… “repetimos”

Como en el anuncio de las natillas que se emitía por televisión hace algunos años… “repetimos”. Por enésima vez, y ya van unos cuantos cientos de ellas, ha llegado junio con sus primeros calores y con él el ansiado fin de curso repleto de pruebas de obstáculos para nuestros alumnos y alumnas, personillas de distintas edades a los que tratamos de enseñar pero que al final acribillamos a base de pruebas de obstáculos llamadas exámenes, controles, pruebas escritas, aunque también podríamos llamarlas, en ocasiones, armas de destrucción masiva, para saber si han llenado un cerebro que, nada más entregar el papel que les hemos puesto delante, lo comienzan a vaciar sin ningún problema para volver a llenar de contenidos del siguiente y que seguirán el mismo camino que los anteriores. Al final algo queda, pero más por el trabajo realizado durante días que por ese suplicio que deben pasar.

Probablemente el esquema podría romperse en favor de ellos, y seguramente de todos, si su comportamiento y sus ganas de hacer mejor las cosas y de aprender fueran mejores, pero la realidad es la que es si tenemos en cuenta sus edades. Tal vez sea más importante que nos demos cuenta de cómo estamos haciendo las cosas en un sistema educativo que mira más por conservar esquemas ancestrales de poder que por convertir la escuela en algo distinto, más vivo, que sepa atraer a los alumnos con algo más que amenazas por omitir sus funciones y deberes, y a las familias con esos fuegos de artificio que suelen ser algunas teorías novedosas para los que las descubren a pesar de llevar siglos en los libros de pedagogía. Es cierto que también hay otras, las menos, que gozan de frescura y son por tanto más aceptables. A las primeras basta con cambiarles el nombre con un apodo que aparente modernidad. Así nos va.

Al final, pasa el tiempo y las teorías van y vienen, como las personas en este mundo, en esta vida, pero nuestros alumnos permanecen. El niño que hoy está sentado delante de nosotros en un pupitre, mañana será un adulto y en ese mismo lugar habrá otro que tal vez ni ha nacido aún, pero que sufrirá muchos años después idénticos despropósitos educativos que ahora podrían empezar a remediarse.

Cuando llegan estos días de junio, angustiosos días del apocalipsis final, podemos observar a nuestro alrededor y comprobar fácilmente lo que llamaría el político de turno daños colaterales. Vemos alumnos cabizbajos, tristes, pensativos, algunos que ya pasan de todo, incluso molestando a los anteriores porque se aburren, otros agobiados por tratar de asimilar conceptos que tienen poca significatividad para ellos pero que tienen que vomitar mañana sobre un papel para poder pasar de curso, padres y, en muchos más casos madres, agobiados por la falta de trabajo de su hijo en unos casos, por su dejadez en otros y por su tristeza y abatimiento en algunos, profesores cansados de corregir y revisar papeles y papeles tachando a diestro y siniestro…

Al final, cuando por fin llegan para todos las ansiadas y merecidas vacaciones de verano, nunca sabes si realmente estás contento por el agobiante calor, las idas y venidas por carretera de unos lugares a otros, la cerveza fresca con los amigos o es que te sientes por fin liberado de tanta presión e incongruencia educativa. ¡Vamos! que las vacaciones nos vendrían bien en cualquier momento porque serían igualmente vacaciones, pero el contraste de salir del túnel y ver la luz se nota más ahora en este momento.


Javier Lozano 5 - Junio - 2017

2 comentarios:

  1. Cuanta verdad en tus palabras,que largo se hace este ultimo trimestre para ellos ya y por no decir a nosotras también,quien no quiere vacaciones,ansiadas y esperadas...
    Todo tendria que empezar a cambiar ya, aún así creo que iríamos tarde...Ojalá a alguien le diera por pensar y preocuparse un poquito más porla educación de este pais...de nuestros niños,o el dia de mañana,quizas lo tengan que hacer ellos también...como tu ahora Javier lozano....������

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Paqui. Así es, yo creo que con un poco de interés por parte de todos los implicados todo sería radicalmente distinto.

      Eliminar