Todavía
el recuerdo lejano trae aquellas prisas por irse a dormir, por no ser
descubiertos despiertos no fueran a pasar de largo después de todo un año de
tantos intentos de ser buenos y portarse bien. Algunos niños de entonces de Zaragoza,
mi ciudad, recordarán a Pinzón, un pájaro lógicamente de ficción creado por una
emisora de radio local, que revoloteaba de ventana en ventana para luego ir a
contar a los mismos Reyes lo que veía de todo lo que hacíamos los niños y niñas
de entonces. ¡Qué cosa daba en aquellos días ver revolotear cualquier pájaro
cerca de nuestra ventana! ¡Maldito chivato!
Qué
lejos quedan ya aquellas noches de nervios envolviendo regalos escondidos,
algunos durante varios días, para ponerlos por todo el salón cada uno con un cartelito
escrito por los propios Reyes Magos, los de la ilusión de verdad y la alegría
sin tapujos. Incluso todavía se recuerda en casa cómo los camellos de sus
majestades era raro el año en que no tropezaban y aparecía por el balcón el
azúcar o el agua preparada para los camellos. Eso sí, el cava o cualquier otra
bebida para los Reyes, casi siempre desaparecía por completo. ¡Qué cumplidos
eran! La verdad es que nada importaba si aparecían tantos regalos y las sonrisas
generadas por ellos tenían mucho más valor. ¿Hay algo más bonito que ver en ese
momento la alegría de tus hijas?
Hoy
no me agobian las prisas ni me preocupa el pajarillo aquél y, por si fuera
poco, el que se beberá algo seré yo mientras preparamos todo aquello que mañana
hará sonreír a los niños. No soy ningún rey no, simplemente es lo que da la
edad y tener un par de maravillosos nietos, una ya que empieza a descubrir el
embrujo de este tipo de noches, de esa suerte de ilusiones que luego la vida ya
se encargará de ir difuminando con el tiempo. El otro es aún muy pequeño para
ello.
Mañana
por la mañana, la carita de sorpresa, el ruido de papeles rotos y revueltos por
el suelo y los gritos de emoción lo llenarán todo. Seré feliz por un día
regalando felicidad a una maravillosa niña que da luz a mis días y algo de
sentido a mi vida.
Posteriormente
la rutina acabará una vez más con la magia y el sortilegio de la fiesta y nos
devolverá a la realidad cotidiana donde, aunque sobren palabras, muchas veces
vacías, falta la verdadera alegría, la que dan el cariño y el amor de verdad,
la sencillez de corazón y unos sentimientos de acuerdo a nuestra propia
realidad, donde el quiero no vence al puedo, donde la verdad es machacada por
sistema y donde la ignorancia en muchos casos se convierte en prepotencia y la
ilusión es aniquilada por el poder establecido, sea del nivel que sea.
Me
gustaría que una vez más, en todos los corazones, fuera ésta una auténtica
noche de Reyes Magos donde la ilusión y la alegría echaran raíces para el resto
de nuestras vidas. Me gustaría al menos revivir una de mis primeras noches de
Reyes. Ojalá fuera una noche de Reyes de verdad para todos.
Javier
Lozano, 5 - Enero - 2018
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