Hacía
frío, mucho frío y al fin se abrió la puerta de la sala que momentos después se
llenaría de gente para escucharme en una charla, en esta ocasión sobre acoso
escolar. Tras la puerta aparecieron los padres de un niño con los que había
quedado, sin conocerlos, y que se habían desplazado unos cuantos kilómetros
solo para poder hablar conmigo de su hijo. Pasados unos minutos, en los que no
dejamos entrar a nadie aún a la sala, se despidieron. Desde entonces
simplemente hemos mantenido algún pequeño contacto por Facebook para ver cómo
iban las cosas, pero este viernes me llegó un mensaje de esos que se deberían
recibir en lunes para tomar la semana con esa ilusión que muchas veces nos
falta.
“Hola Javier: Sólo decirte que el poquito
rato que hablé contigo ha obtenido sus frutos, me dijiste las palabras clave
para dirigirme al jefe de estudios. En estos momentos mi hijo está recibiendo
apoyo de todos los profesores, estamos en continuo contacto y el resultado es
que ha aprobado todo esta evaluación, ha recuperado las tres de la primera y
lengua de segundo. Quiero que sepas lo que eres capaz de hacer por tan poco. Sigue
con esto, es una labor muy importante la que haces y que poco a poco tiene sus
frutos. Un saludo muy grande y descansa estos días de vacaciones.”
Posteriormente, tras darle las gracias,
me comentaba también:
“Es importante que los padres y profesores sepan que esto es una labor de
equipo y que sólo de esa manera podemos ayudar a los niños con TDAH. De lo
contrario, los llevamos al fracaso tanto académico como emocional”
Todavía estaba emocionado con lo que había
recibido y vi que una madre ponía un comentario en la red social quejándose de
una nota recibida del profesor de su hijo, de esos que te escriben en ella, casi
letra por letra, los criterios diagnósticos del TDAH sin conocerlos. Quienes me
conocéis ya sabéis lo que pienso, y aunque suelo comentar cada vez menos en
abierto, esta vez no pude aguantar y traté de animarla con mi opinión.
Mi sorpresa fue que en unos minutos recibía para
mí un comentario que, junto con el de la madre, servía para elevar mi ilusión
por estos críos y sus madres, por ese trabajo que haces desinteresadamente y
que supera todas las carencias del trabajo diario en el que en muchas ocasiones
no te sientes ni reconocido ni valorado por tu trabajo y dedicación, salvo por
alumnado y familias, que generalmente suelen ser agradecidos. Decía lo
siguiente:
“Javier tú tienes que estar orgulloso de tu trabajo. Nunca había
visto a mi hija hacer los deberes y estudiar matemáticas como ahora que te
tiene de profe. Ella te adora y con su esfuerzo y tu paciencia cada día creo
que le gustan más las matemáticas. Gracias. No todos los profes tienen la
paciencia que tú tienes ni el interés por estos chicos.”
Este lunes antes de
entrar en el aula debería leer esto y mirar a los ojos, una vez más como
siempre hago, a cada uno de mis alumnos y alumnas. Sé que la mayoría me
quieren. Por ellos vale la pena seguir adelante.
La última frase de tu post me encanta: "Por ellos merece la pena seguir adelante."
ResponderEliminarPues claro que sí. Y con profesores tan dedicados e implicados como tú todo merece la pena.
Los reconocimientos tanto de alumnos como padres que recibes con tanta frecuencia son fruto del gran trabajo que haces con esos niños que tanto te necesitan.
Gracias por compartir tan bonitas experiencias. Un besazo
Gracias Alicia. Claro que merece la pena por ellos, son el origen y el fin de nuestro trabajo. La verdad es que suelo tener más cosillas suyas, más detalles, pero me parece excesivo el estar poniendo siempre todo lo que me dicen y hacen pero no creas, ellos y ellas esperan siempre que ponga en redes todos sus regalos, sus ocurrencias y mil cosas más. Besicos Alicia
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